Sylvia Likens

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Sylvia Marie Likens (3 de enero de 1949 - † 26 de octubre de 1965) fue una víctima de asesinato, tortura y violación de Indianápolis, Indiana (Estados Unidos). Fue torturada hasta la muerte por Gertrude Baniszewski y sus hijos, así como varios jóvenes y niños del vecindario. Aunque muchos vecinos admitieron haber oído gritos y lamentos procedientes de la casa de Baniszewski, no avisaron a la policía porque ellos consideraban que "era mejor no meterse". Cuando se dio a conocer el caso de Sylvia Likens en Estados Unidos, el país entero quedó horrorizado. Los médicos forenses describieron el caso como "el caso de abuso físico más terrible del estado de Indiana". En su honor, hay un pequeño monumento con su foto colocado por orden del Departamento de Policía de Indianápolis.

Primeros años [editar]

Sylvia Marie Likens nació el 3 de enero de 1949 en Lebanon, Indiana (Estados Unidos), siendo la tercera hija de Lester y Bertha "Betty" Likens. Nació entre dos pares de gemelos, Diana y Daniel (dos años mayores que ella) y Jenny y Benny (un año menores). Su familia estaba desestabilizada y era muy disfuncional: las peleas entre sus padres eran habituales, la comida escaseaba, tenían que mudarse varias veces por motivos económicos, etc. Además, Jennifer Likens, su hermana menor, había sido diagnosticada con poliomielitis a los cinco años. En 1965, Sylvia y su hermana pequeña vivían con su madre en Indianápolis. Sus padres se habían separado sentimentalmente aunque no se habían divorciado.

Hechos [editar]

En junio de 1965, Jennifer y Sylvia Likens fueron dejadas al cuidado de una ama de casa llamada Gertrude Baniszewski, una señora asmática con seis hijos (de diferentes padres) a quien habían conocido pocos días antes en la Iglesia. Sylvia era una muchacha callada y agradable a la que todos querían, que además ayudaba fregando los platos y planchando. Su hermana Jennifer también era muy callada, y había nacido con una pierna encogida, que había ido avanzando hasta llegar a poliomielitis. A pesar de su discapacidad, se las arreglaba para bailar y montar en patineta. Sus padres, Betty y Lester Likens, pagaron a Baniszewski unos muy necesitados 20 dólares a la semana por cuidar de las niñas, y quedaron convencidos de que Gertrude cuidaría de Sylvia y Jenny como de sus propias hijas. Al principio, todo iba bien, y las chicas parecían llevarse bien con los chicos Baniszewski. Tal vez el primer aviso del horrible crimen que iba a ocurrir después fue exactamente después de siete días de su llegada, cuando los 20 dólares llegaron con un día de retraso. Entonces, Baniszewski llevó a las niñas al sótano y les dijo: «Bien, perras, he cuidado de vosotras durante una semana por nada. El cheque de vuestro padre no ha llegado». Cuando Sylvia intentó explicar que seguramente el dinero se había retrasado, Gertrude ordenó a ambas que se inclinaran y las azotó con un cinturón de cuero. Como Jennifer tenía poliomielitis y era la más pequeña, Sylvia propuso a Gertrude que la castigara a ella en vez de a su hermana pequeña. Baniszewski accedió.

Después de una semana, Betty y Lester Likens vinieron a visitarlas. Nadie se quejó y los Likens se marcharon contentos. A partir de entonces, Baniszewski y sus hijos, así como varios adolescentes del barrio, empezaron a abusar física y psicológicamente de Sylvia. En realidad no podía soportar a las chicas, pero sobre todo a Sylvia, a quien acusaba de ser una sucia y una promiscua. Un día, Gertrude le preguntó a Sylvia por qué pasaba tanto tiempo en la tienda de alimentos donde trabajaba. Likens explicó que había encontrado botellas de soda vacías y que las estaba llevando a la tienda para ganar unos cuantos centavos extra. Baniszewski no la creyó y la obligó meterse una botella de Coca-Cola en la vagina delante de todos sus hijos y de Jenny. La botella se rompió estando en el interior de la niña y los cristales rotos le desgarraron las paredes vaginales. Cuando esto ocurrió, todos menos Jennifer estallaron en risas y aplausos, mientras Baniszewski no paraba de fumar. También le pegaba muy a menudo con una paleta de casi un centímetro de espesor. Cuando ella se cansaba de esa tarea, cedía el derecho a manipular la paleta a su hija mayor, Paula. Paula Baniszewski tenía 18 años y era obesa. Pesaba 86 kilos. Paula pegaba a Sylvia varias veces al día.

A la hora de cenar, Sylvia generalmente no comía nada. Se limitaba a observar como los demás comían. En muchas ocasiones, su hermana Jenny robaba disimuladamente un poco de pan para ella, pero tenía tanto miedo a Gertrude que nunca se atrevió a desafiarla. Una vez, Sylvia tuvo que quitar a Paula su traje de educación física, ya que sin él no podía dar la correspondiente clase de gimnasia. Cuando Gertrude se enteró, mandó a su hija Stephanie, una prostituta, y a su novio, Coy Hubbard, a arrojarla por las escaleras del sótano. Sylvia recibió un fuerte golpe en la cabeza y permaneció inconsciente durante casi dos días. Coy Hubbard, quien tenía 15 años y era el novio de una de las hijas de Gertrude, pesaba 85 kilos y medía casi dos metros. Se convirtió en uno de los peores tormentos de Sylvia. Era una especie de experto en judo y le encantaba lanzar a la chica por el aire. En el sótano de los Baniszewski, había un viejo colchón, que se suponía que le proveería a Sylvia un suave aterrizaje. Coy, generalmente, calculaba mal, y Sylvia aterrizaba con un crujido en el piso de cemento. Todo el mundo se reía. Nadie, incluyendo a Jenny, hizo nada al respecto. De hecho, todos parecían deleitarse con su comportamiento.

El 28 de julio de 1965, el reverendo Roy Julian pasó a saludar. Se fue bastante preocupado por la señora Baniszewski, pues en su condición era difícil soportar tal contingente de niños. La señora Saunder, enfermera de salud pública, hizo una llamada. Gertrude explicó que una de las niñas a su cuidado, Sylvia Likens, era una prostituta y estaba corrompiendo a sus hijos. La señora Saunders se compadeció, pero nunca volvió a llamar. Una vez, Sylvia orinó en su cama sin darse cuenta. Gertrude, enfadada, volvió a meterle la botella de Coca-Cola en la vagina, aunque esto era algo ya habitual para Sylvia. Entonces, Baniszewski decidió que Sylvia no estaba a la altura para dormir arriba con el resto de la familia. El sótano y el colchón serían lo suficientemente buenos para ella. A partir de entonces, Sylvia sólo se alimentó de una pequeña porción de agua y galletas saladas a la semana. También fue torturada y obligada a comer sus propias heces. La muchacha se desnutrió y deshidrató. De vez en cuando, los chicos Baniszewski la sumergían en baños excesivamente calientes. Cuando salía, su piel estaba irritada y roja por el calor. Una vez se desmayó en la bañera y fue sacada por el pelo. En un momento dado (muy difícil de señalar según los médicos forenses), Sylvia dejó de resistirse a sus castigos. Entonces, la señora Baniszewski le arrancó la blusa y los pantalones cortos, que es el estado en el que se quedaría Sylvia durante el tiempo de vida que le quedaba allí. A John Baniszewski Jr., a pesar de tener sólo diez años, le gustaba escuchar los dolorosos gritos de Sylvia cuando le pegaba patadas o apagaba los cigarrillos de su madre en los brazos, piernas o estómago de Likens. También gozaba al darle puñetazos en el rostro, golpearle el vientre o patearle y pisarle la cara mientras estaba en el piso.

A Ricky Hobbs, un muchacho del barrio de Indianápolis, le había gustado Sylvia desde el momento en el que llegó, pero ella le rechazó y empezó a salir con otros chicos, lo que le produjo un gran odio hacia ella. En varias ocasiones, él y Coy Hubbard ataban a Sylvia Likens a una viga de madera que había en el sótano, después de una gran cantidad de golpes que le propinaban ambos. En una ocasión, Richard Hobbs acogotó a Sylvia durante tanto tiempo que todo el mundo pensó que se había muerto. Durante ese largo período de tiempo, la señora Baniszewski contó por todo el vecindario que Sylvia era una prostituta, lo que causó que los vecinos no la miraran con buenos ojos. Luego obligó a la niña a escribir varias cartas donde detallaba escabrosos asuntos sexuales y confesaba que era una prostituta. Gertrude dijo además que Sylvia no había hecho más que causar problemas desde que llegó a su casa y que era una muchacha inmanejable, y que justamente por eso la había enviado al Reformatorio de Indiana. Los vecinos y vecinas que vivían a lado de la casa de la señora Baniszewski oían gritos, lamentos, gemidos y golpes, pero no hicieron nada al respecto porque pensaron que era mejor no meterse en problemas.

El hogar de los Baniszewski era el punto de encuentro de muchos chicos y chicas del barrio. Cuando varios jóvenes observaron que Sylvia soportaba el abuso al que era sometida, ellos también comenzaron a mofarse de ella y a aplicarle castigos físicos. Los chicos la mordían, besaban, acosaban, intimidaban, y abusaban de ella sexualmente. También traían a sus respectivas novias y a varios amigos, que también se reían de ella. Nunca pensaron que la broma iba a llegar tan lejos. Cuando en el juicio se les preguntó por qué habían hecho eso y por qué no habían ayudado a Sylvia, todos contestaron lo mismo al fiscal: «No lo sé, señor». Frecuentemente, estos otros invitados también decidían participar en los tormentos a la niña. Alguien hizo un dibujo de la niña poniéndole cuerpo de mujer y una posición sexualmente explícita. Este dibujo circula hoy día por Internet. Pocas semanas antes de su muerte, Gertrude, con una aguja al rojo vivo, escribió en el abdomen y estómago de Sylvia: «Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo». A mitad del trabajo se cansó, pero Ricky Hobbs continuó el trabajo por ella mientras John Baniszewski Jr. le sujetaba los brazos a Sylvia Marie. A la mitad de penúltima palabra, la aguja dejó de quemarle la piel, por lo que Hobbs empezó a hacerle cortes en vez de rozar la aguja en la piel para escribir. «¿Qué harás ahora, Sylvia?», musitó Gertrude con la mirada fría. «¿Qué harás? Ahora ya no podrás mostrarte desnuda ante ningún hombre sin que te vea la marca. Ahora ya nunca podrás casarte. ¿Qué vas a hacer?». El mayor castigo para aquella mujer, más allá de las torturas, de las palizas, de las humillaciones, parecía ser el no permitir a la muchacha que se casase, el dejar que viviera sola -como ella- para siempre. Esa tarde, Coy Hubbard pasó por la casa. Golpeó a Sylvia en la cabeza con un palo de escoba, dejándola inconsciente. Pocos días antes de la muerte de la muchacha, ella intentó escaparse. La descubrieron y fue duramente castigada. Su hermana Jennifer Likens fue obligada a abofetearle la cara hasta que estuviera completamente roja. El día anterior a la muerte de Sylvia Likens, Paula Baniszewski le dio a Sylvia su tratamiento especial: le pasó sal por todas sus heridas. A la mañana siguiente, Sylvia estaba casi incoherente. Tenía moretones, cortes y heridas de todo tipo por todo el cuerpo, hedía a causa de la falta de aseo, las cicatrices de quemaduras resaltaban por todas partes de su piel y hablaba sobre irse con sus padres y alcanzarlos en la feria donde se encontraban. Gertrude decidió que debía mojarla con la manguera. Una manguera de jardín fue llevada hasta el sótano. Todo el mundo se rió mientras el agua salpicaba sobre el demacrado cuerpo de Sylvia Likens. Ella no se movió. No pudo hacerlo. Estaba muerta.

Richard Hobbs fue quien llamó a la policía con la vaga noción de que le harían el boca a boca y ella resucitaría milagrosamente, quedando ellos como héroes, y que todo estaría bien. Al ver el cuerpo, los oficiales y médicos declararon que el de Sylvia Likens era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del estado de Indiana. Sylvia Likens murió por hemorragia cerebral, shock y desnutrición.

Juicio [editar]

En el juicio, los adolescentes y niños del barrio aceptaron su culpabilidad y detallaron los castigos a los que habían sometido a Sylvia. Gertrude Baniszewski intentó librarse de la cárcel cargando toda la culpa en sus hijos y los adolescentes del barrio, aludiendo que ella no sabía nada de lo que ocurría en el sótano, pero todos los niños declararon lo mismo sobre Baniszewski: ella alentaba la tortura y participaba en ella. Jennifer Likens declaró lo mismo.

La mayoría de las personas que fueron invitadas a ver como torturaban a Sylvia, terminaban maltratandola también, la humillaron y violaron, y ellos parecían deleitarse con todos esos gritos de dolor y querían también maltratarla, en el momento del juicio, el fiscal les pregunto el porqué de su actitud, por qué maltrataban también a Likens, por qué no hicieron nada para ayudarla, todos contestaron que no sabían, ninguno de ellos supo justificar su actitud.

Condenas [editar]

  • Gertude Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en primer grado y sentenciada a cadena perpetua. Se le recluyó en la Prisión de Mujeres de Indiana. Obtuvo su libertad condicional el 4 de diciembre de 1985, luego de estar veinte años en prisión. Poco antes de morir en 1990, Gertrude Baniszewski aceptó finalmente su culpabilidad, responsabilizando a sus problemas personales y a una serie de medicamentos que ingería, por sus actos criminales.
  • Paula Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en segundo grado y sentenciada a cadena perpetua. Obtuvo su libertad condicional el 23 de febrero de 1973, luego de servir siete años en prisión. Tuvo una hija en ese mismo año y la llamó Gertrude.
  • Coy Hubbard fue hallado culpable por homicidio impremeditado y sentenciado a 21 años de prisión. Se convirtió en un delincuente y volvió a la cárcel con frecuencia.
  • Richard Hobbs fue hallado culpable por homicidio involuntario y sentenciado a 21 años de prisión. Murió a los 20 años de cáncer de pulmón.
  • John Baniszewski Jr., pese a tener diez años de edad, fue sentenciado a cumplir 21 años de cárcel; fue el preso más joven del reformatorio de la historia de ese estado. Tras cumplir su condena, se convirtió en pastor laico, para contar su historia.
  • Stephanie Baniszewski fue hallada culpable por cómplice y fue sentenciada a cumplir 12 meses en prisión. Ella junto con Coy Hubbard arrojaron a Sylvia por las escaleras del sótano, lo que le produjo una hemorragia cerebral.

Películas y libros basados en su historia [editar]

  • La película An American Crime, está basada en el caso de Sylvia Likens, personaje protagonizado por Ellen Page. El personaje de Gertrude Baniszewski está reencarnado en la actriz Catherine Keener. A pesar de que está basada en los hechos reales que sucedieron, algunas partes de la película no encajan con lo que sucedió realmente.
  • El caso de Sylvia Marie Likens inspiró al autor Jack Ketchum para escribir su libro The Girl Next Door, que salió a la venta en 1989. El caso del libro es muy parecido al de Sylvia Likens excepto por los nombres de los personajes y por la sinopsis, ya que en el libro los padres de las hermanas protagonistas mueren y ellas quedan (por ley) a cargo de su tía Ruth, que tiene dos hijos y está al borde de la locura, a pesar de aparentar ser una persona completamente normal.
Hoy en dia corre el rumor de que en la casa de los Baniszewski se puede ver el fantasma de Sylvia por un lado del sotano.


Pelicula An American Crime , basada en el caso de Sylvia Likens

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Armin Meiwes: El Canibal de Rothenburg

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Armin Meiwes nació en Alemania. Era un chico normal en la escuela, aunque algo retraído y apartado de sus compañeros, que lo molestaban frecuentemente


La madre de Meiwes


En su familia vivió las sucesivas separaciones de su madre y al final de su pubertad vivía sólo con ella, sometido a una estricta disciplina.
Su madre lo chantajeaba emocionalmente para que permaneciera siempre a su lado; esto duraría hasta su edad adulta.
En su juventud, Meiwes presenció escenas de matanzas de animales en las que él participaba, para luego continuar con un gran banquete; esto pudo influir en su estado mental posterior.


Armin Meiwes de niño


A la edad de dieciocho años, Meiwes se muda con su madre a la enorme mansión que la familia poseía en las afueras de Rothenburg. El lugar tenía cuarenta y cuatro habitaciones, y los amigos de Meiwes la llamaban “La Casa de los Espíritus”.


La casa familiar


Aquellos cuarenta y cuatro sitios oprimían con su inmensidad el espíritu adolescente de Meiwes y le provocaban una avasalladora sensación de soledad.
Se refugiaba con amigos imaginarios y en el retorcido amor de su madre, que lo tuvo atado a él fingiendo todo tipo de enfermedades.


Meiwes ingresó en el ejército, donde destacó por su disciplina. Apoyaba a los subalternos y se llevaba bien con ellos. Se llevaba a su madre con las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella, aunque en habitaciones separadas.


Meiwes como militar


Tras su servicio en el ejército, Meiwes trabajó como técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su trabajo también se le consideraba diligente y eficiente.
Entre sus aficiones estaban la lectura de libros sobre caníbales, muertes violentas y biografías de asesinos en serie.


Una amiga de la familia le regaló a los catorce años una muñeca y Meiwes se la comió. Además, coleccionaba partes de los cuerpos de varias muñecas, mismos que guardaba en un cofre para ocultarlas de su progenitora. Con ellas construía extraños y grotescos seres.
La madre de Meiwes falleció en 1999 en la mansión de Rothenburg: un accidente en el sótano mientras su hijo estaba en el trabajo puso fin a sus días. Tras su muerte, Meiwes se quedó solo en el mundo: los únicos lazos familiares y sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida.

Meiwes con su madre poco antes de su muerte


Una amiga le dijo que era el momento de que dejara atrás al niño y se convirtiera en hombre. Pero Meiwes no estaba de acuerdo. Se sentía solo y desprotegido.
A partir de este punto, inició su carrera como obsesivo navegante de Internet. Miles de fotografías de crímenes, accidentes, cuerpos desmembrados y torturas componían el archivo fotográfico de su computadora. Foros como "Gourmet" o "Caníbal Café" le proporcionan la plataforma ideal para contar y compartir sus fantasías más profundas.



Pagina de internet


Así comenzaron sus primeros contactos. Meiwes puso un anuncio donde especificaba: “Se busca un hombre joven, entre 21 y 40 años, que quiera ser devorado”.
Primero un cocinero se ofreció a sí mismo, así como a dos de sus ayudantes para ser degustados. Meiwes tuvo la oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la víctima en el momento preciso, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima también estaba de acuerdo. Esto molestó un poco a Meiwes, quien había pedido que sólo acudieran a su llamado hombres serios.
En el chat, conoció a Bernd Jürgen Brandes, un ingeniero de Berlín. Brandes había tenido una vida atormentada. Su madre se suicidó cuando él era un niño tras padecer profundas depresiones. Su padre lo dormía leyéndole cuentos de hadas aterrorizantes; Brandes recordaba sobre todo la fascinación que en él ejercía la historia de Hansel y Gretel, engordados por una bruja para ser devorados.

Bernd Jürgen Brandes, el platillo principal

Brandes se declaraba bisexual, y violencia y tortura formaban parte de sus rituales sexuales cotidianos: frecuentaba prostitutos que conocía en los bares, a los cuáles les solicitaba que mordieran su pene y se lo arrancaran, cosa que ninguno quiso hacer.
Brandes tenía una pareja estable, a quien dejó todas sus pertenencias antes de lanzarse en pos de Meiwes para ser asesinado y comido. Había en él la sensación de un destino manifiesto, de que era el rol que debía cumplir en el mundo. Sentía culpa por el suicidio de su madre y pensaba que, al morir y ser devorado, pagaría un poco de ese precio.
Brandes se citó con Meiwes el 10 de marzo de 2001 para un fin de semana, donde ambos pusieron a prueba sus instintos caníbales. Se dice que cuando se encontraron en el andén, Brandes le extendió la mano y le dijo: “Yo soy tu carne”, a lo que Meiwes respondió: “Yo soy Armin”.
En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Meiwes manifestó posteriormente que no entendía el sentimiento de felicidad que Brandes experimentaba.
Tras la despedida en la estación, Brandes lo pensó mejor y llamó a Meiwes para que lo recogiese. Quería probar otra vez. Meiwes grabó todo con una cámara de video. Después de varias horas de conversación y de ingerir veinte pastillas para dormir, dos botellas de jarabe para la tos y media botella de whisky, Brandes quiso que Meiwes le amputase el pene. Meiwes lo mordió y trató de arrancarlo con la boca, entre los gritos de dolor de Brandes, pero al final no pudo; el pene quedó solamente desgarrado. "Córtalo de una vez", dijo la víctima. Así que Meiwes tomó el cuchillo y terminó su labor.
Por fin Brandes pudo cumplir un sueño: comerse sus propios genitales. Meiwes partió el pene en dos trozos y los puso en la sartén, aderezándolos con pimienta, sal y ajo. Estaba contento mientras cocinaba y conversaba con Brandes, quien pese a que estaba muy drogado y alcoholizado, hablaba sobre lo bien que olía el guisado hecho con su pene.


La cocina


Al comerlo, notaron que su tamaño se había reducido a causa de la cocción. Brandes lo mordió, trató de masticarlo, pero al final lo dejó sobre el plato y le reprochó a Meiwes: "Está muy duro. No puedo comerlo. Dijiste que todo sería perfecto..."


El interior de la casa de Armin


Tras cenar, Meiwes cargó a Brandes hasta depositarlo en la bañera. Se quedó allí diez horas, tras lo cual perdió el conocimiento. Cuando despertó, ambos acordaron que Brandes debía ser sacrificado. Meiwes lo cargó de nuevo, lo puso sobre una mesa y le enterró un cuchillo. Cuando éste agonizaba, lo remató. “Movía la cabeza de un lado a otro. Se puede ver un movimiento bucal”, dijo un forense presente en la proyección del vídeo durante el juicio.


La bañera


Luego lo destripó, lo descuartizó y enterró algunos trozos en el jardín, mientras otros los congeló y se los comió en días posteriores. Meiwes vio por fin cumplido su deseo de comer carne humana. Según las declaraciones a la policía, la carne de Brandes tenía un sabor muy parecido a la carne de cerdo. “A él también le dio placer, había soñado con ser comido”, declararía a la policía. Devoró veinte kilos de carne humana, siempre acompañados por vino tinto chileno. “El momento de descuartizarlo y destriparlo lo contemplé a menudo”, aseguró en su testimonio.
Meiwes había satisfecho su fantasía, pero esto no era suficiente. Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne joven y fresca. "Se me está acabando la carne", afirmó en un foro. Esta actitud fue la que condujo a la policía a desenmascararlo.
Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, quien aseguraba en los foros haber probado la carne humana. En el recuento de respuestas, se registraron varios centenares de víctimas, todas dispuestas a dejarse devorar por el caníbal.
La policía lo arrestó un año después del asesinato. El veredicto de los psicólogos y psiquiatras mostró que Meiwes no presentaba ninguna enfermedad mental cuando cometió el crimen, pero consideraron que su víctima no podía pensar racionalmente.
La fiscalía quiso juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e imponerle cadena perpetua. El problema era que la víctima dio su consentimiento al asesino y la defensa usó ese argumento para que se considerara como “homicidio a petición”, una especie de eutanasia ilegal, lo que sólo implicaba una sentencia de entre seis meses y cinco años de prisión, anulando la consideración de que fue un asesinato.


El juicio


Según el profesor Arthur Kreuzer, del Instituto de Criminología de la Universidad de Giessen, el caso marcó un hito en la historia judicial. "Es un asesinato convenido por víctima y asesino. No creo que pueda considerarse como el peor caso de asesinato premeditado", matizó el profesor. El abogado defensor citó como un argumento favorable que Meiwes dejó libres a cuatro personas que se habían ofrecido voluntarias para el sacrificio, por las dudas que mostraron. Brandes sí dio su pleno consentimiento antes de que lo matasen. Pero esto valió de poco y Meiwes fue condenado a cadena perpetua por cometer un asesinato con motivos sexuales.
El caso de Armin Meiwes conmovió a todo el mundo por su extraña crueldad. Meiwes disfrutó dando entrevistas a causa de la popularidad que le dieron los medios de comunicación. “El Caníbal de Rothenburg” grabó en tres cintas de vídeo, de casi cuatro horas, cómo cortó el pene a Brandes, cómo ambos lo comieron y cómo finalmente troceó y comenzó a devorar al moribundo. La Audiencia de Kassel, donde se desarrolló el juicio contra Meiwes, rodeó de fuertes medidas el trío de cassettes que contienen las escenas que en el mercado negro pueden alcanzar los 50.000 o 60.000 euros, según los expertos. Todo lo que rodea a Meiwes huele a dinero: él mismo ha anunciado que escribirá sus Memorias en lo que seguramente será un best seller.
A las cintas, que aún están en la caja fuerte del Tribunal, sólo tienen acceso dos agentes y un funcionario. Durante el juicio, la filmación fue exhibida el 8 de diciembre ante los jueces, el jurado y los abogados. “Llegué a pensar que estaba en una casa de locos”, contó tras la proyección una de las Magistradas.
En principio, las férreas medidas de seguridad parecían indicar que las cassettes no saldrían nunca a la luz. Pero hay copias. La propia Audiencia de Kassel reconoció su existencia, y afirmaron que se encuentran bien ocultas en Wiesbaden, la capital del Estado de Hessen, de donde procede Meiwes. “Las cintas nunca estarán a la venta”, sostiene Mark Benecke, un reconocido forense. “Y eso que lo prohibido es lo que más atrae a la sociedad. Esa misma atracción fue la que le hizo a Meiwes poner una cámara a grabar. Lo quería volver a ver después. Para él, era un bonito recuerdo”.
El grupo musical Rammstein se mostró tan impactado con la noticia que en 2004 decidieron componer el tema “Mein teil”, cuya letra relata lo que probablemente sintió la víctima. Curiosamente, Meiwes demandó a la banda por esto.
En 2007, el disco Eat me, drink me de Marilyn Manson también abordó el tema del canibalismo de Meiwes. El grupo español Undernoise interpretó un tema titulado “El caníbal de Rothenburg” que decía:

“Tentadora oferta recorre la red / alguien está muy desesperado / puedes ir cogiendo ya la vez / si quieres ser devorado / ¿Quién tiene el placer? / puedes contar conmigo / soy de buen comer / rebaña hasta el ombligo / tu cita en camino vas a disfrutar / entresijos varios en tu paladar / vaciarás las entrañas con devoción / serás un perfecto anfitrión / ver para creer / historia sin sentido / ¿tiene razón de ser?/ verdugo consentido / muy contento / ansiado momento / preparado / el cuchillo afilado / entra por la puerta, sonríes al ver / el buen porte del desconocido / te entran ya ganas de comer / imaginando un buen cocido / venga, túmbate / tengo un escalofrío / tú relájate / bien, no diré ni pío”.

Finalmente, en 2008 se estrenó la película El Caníbal de Rothenburg, dirigida por Martin Weisz y premiada en varios festivales a nivel mundial. Otra versión es la cinta alemana Caníbal, dirigida en 2005 por Marian Dora. Y en 2009 se puso en cartelera la obra de teatro “Los prohombres”, de Noé Morales.

Tambien puedes encontrar cortometrajes
y audiografia, asi como filmografia.
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SARAH HELLEN

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Sarah Hellen, así se llamaba una mujer la cual hoy, después de más de un siglo fallecida sigue causando un miedo insospechado entre los ciudadanos de Pisco. Se la conoce en todo Perú como “La Mujer Vampiro”.

Nació en Inglaterra, criada en el seno de una familia pudiente. Conocida por su obsesión por las prácticas de brujería y magia negra e inclusive relacionada con la adoración a Satanás y al mismísimo Conde Drácula. Fué asesinada de forma violenta pos sus vecinos en el año 1893, en su terrible agonía juró regresar del más allá en el centenario de su muerte para castigar el crimen que contra ella perpetraron.

Tanto el pueblo inglés, como su propia familia, no querían conservar cerca los restos del cuerpo de Sarah, por miedo a las amenazas que ella pronunció antes de exhalar el último hilo de vida. Enviaron su cuerpo inerte en barco a las costas del Perú, y depositaron su féretro en el cementerio de la localidad de Pisco, donde permanece en la actualidad. Se extendió a una excepcional velocidad el rumor sobre su resurrección, y todos creían con certeza que en el centenario de su muerte, Sarah saldría de entre los muertos para vengar su asesinato.

En 1993, la mayoría de los ciudadanos de Pisco vigilaron su tumba e incluso pusieron puestos de vigilancia en el interior de la necrópolis. Absolutamente todo el pueblo se concentró en la plaza, armados de crucifijos y agua bendita, para luchar contra la “Vampira” si esta llegaba a salir de su tumba y así poder defenderse de su ira. Aparte de los ciudadanos, vinieron de otras provincias una gran aglomeración de chamanes y brujas que realizaron rituales para evitar que la mujer vampiro pudiese salir de su tumba, y en el caso e que esta llegara a salir, no tuviera poder suficiente para maldecirlos con su mal.

Cuando posteriormente se examinó la tumba y observaron que estaba intacta, y que tal resurrección no se realizó, se lo achacaron a que los ritos chamánicos habían surtido su efecto y que realmente sirvieron como escudo protector.

Desde ese día se hizo tan famosa la imagen de Sarah Hellen que un músico peruano, Julio Andrade, le compuso una canción a la Sarah en su disco “Algo más de mí…” con el título “Sarah Ellen”. En el vídeo musical se veía una mujer saliendo del cementerio toda vestida de negro, muy sensual, sexy y hermosa, todo lo contrario a la imagen que tendría que tener una mujer cuyo cuerpo ha estado 100 años bajo tierra.

También los beatos le han dado su sitio en el púlpito “Santa Sarah Hellen”, aunque no reconocida por la iglesia, se le reconocen entre sus devotos un sin fin de curaciones y milagros, la fe hacía esta “Santa” crece cada día…

¿Vampira, bruja o Santa? Cualquiera sabe, pero lo que si está claro es que ella nunca imaginaria que hoy, más de un siglo de su fallecimiento, pudiera ser tan famosa lejos de su ciudad natal.
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LA FIURA

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Tiene el aspecto de una mujer repugnante, de grandes mamas y de diminuta estatura (4 a 5 dm) y de larga cabellera negra. Su rostro presenta unas facciones horribles, con unos ojos chispeantes, que están casi ocultos tras su descomunal nariz. Sus miembros son delgados y engarfiados, y tiene la capacidad de alargarlos y girarlos en todas direcciones moviendo nerviosamente los deformes dedos de sus enormes manos. Usa ropajes de color rojo, y acostumbra adoptar posturas extrañas y muecas horrendas con su rostro.

Los habitantes de Chiloé, Chile cuentan en sus leyendas que la Fiura es la única hija y la semilla de la perversión de los actos de La Condená; su padre sería el Trauco, con quién igualmente está casada, para así poder seguir diseminando la maldad que proviene de los actos de su madre. De esta forma logra tener hijos con su padre los cuales tienen las mismas características del Trauco si son machos, y de ella si son hembras. Por ello conservan los mismos nombres de estos dos seres.

Debido a su origen, aventaja en malignidad y ferocidad a su padre-marido; por lo cual se deleita en prodigar males a las personas de Chiloé. Se dice que vaga en los bosques y se escabulle entre los matorrales, en busca del fruto de las espinosas chauras, que come con glotonería; y las personas pueden saber que la Fiura ha pasado por un lugar, al observar las deposiciones que deja sobre las raíces salientes de los grandes árboles. Igualmente se dice que teniendo un gran cuidado, se puede observar cuando ella se peina cuidadosamente con un peine de cristal o plata muy pulido que brilla con los rayos del sol, mientras se baña en pequeñas cascadas. Después del baño, se sienta sobre el musgo, y permanece desnuda durante horas o se dirige a danzar sobre las tembladeras. Se caracteriza por poseer una fuerza sobrehumana y por la capacidad de hacer uso de la fetidez de su aliento para torcer o quebrarles los miembros a los animales o las personas que la observan; siendo tal su poder, que puede surtir sus efectos a distancia. Igualmente se caracteriza por sentirse atraída por los animales y hombres viriles; debido a su gran fuerza y destreza, es imposible librarse de ella. Para atraerlos hace uso de su gran poder de seducción maligno heredado de los vicios de su madre; y así el hombre o animal se sentirá atraído hacia la Fiura, y le pedirá tener relaciones sexuales; y por eso las expresiones populares dicen que “lo tentó la condená”. La única condición que le pediría al hechizado enamorado sería que no le vea el rostro; si llega a observarla, ella utiliza su maligno aliento para castigarlo. Una vez saciado su apetito sexual, provoca una locura al desdichado. Algunas versiones indican que también se dedica a raptar a los niños para críarlos como propios y así corromperlos.

Protección y cura contra la Fiura y sus males [editar]Los males y deformaciones causadas por la Fiura, serían prácticamente incurables y solo unos pocos casos puede conseguir alivio mediante un tratamiento y ritual especial que pueden ralizar únicamente las machis. Para contrarrestar los males provocados por la Fiura se dice que se debe tomar raspaduras provenientes de la "Piedra de Ara" (piedra de mármol del altar de una iglesia).

Contra las deformaciones, la cura consistiría en cortar una rama de la pahueldún (enredadera) al comienzo del amanecer; y una vez llevada junto al enfermo, la rama debe ser azotada hasta que brote la savia, la cual debe beber el enfermo. Posteriormente la rama azotada debe ser arrastrada hasta la playa, y luego lanzada al mar. Según los chilotes son varias las fiuras hijas y solamente un brujo chilote o calcu poderoso puede actuar contra ellas; ya que los hombres normales no se le pueden acercar.
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Fantasma en un Blockbuster

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SOLDADO FANTASMA

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Historias de Ultratumba es una serie de 5 capítulos del Discovery Channel en el que se recrean historias reales de familias que vivieron en su propia carne la presencia de fantasmas, espíritus y otros entes malignos. La narración va acompañada por la declaración de las personas reales que se vieron envueltas en tan escalofriantes experiencias. En este capítulo títulado "El Soldado Fantasmal" la protagonista narra como la fotografía de un difunto soldado la atormentaba cada noche.


Capitulo 1

Tras encontrar la fotografía del hermano de su exnovio la protagonista de esta historia, Lisa Wilson, decide sorprender a este por su cumpleaños con una ampliación y enmarcado de la foto tomada en Vietnam para que tenga siempre un recuerdo de su hermano.

Michael, el soldado de la foto y hermano de su ex, partió a Vietnam a los 18 años y un año después murió en una emboscada durante una patrulla de reconocimiento.

La primera noche tras conseguir la ampliación de la fotografía para su exnovio siente una extraña presencia que la visita mientras duerme.

Al entregar la foto a su exnovio se encuentra con un extraño comportamiento en la familia de este, ignoran la fotografía del hermano como si quisieran olvidarse de este. Rechanzando el regalo de Lisa, quien se lleva la fotografía de vuelta...





Capitulo 2

La presencia de Michael cada vez se hace más insistente por las noches, siente como si alguien golpease su puerta mientras muerta de miedo percibe como algo la vigila.

Su exnovio se acerca a la casa para explicar a Lisa como su hermano peleó con toda la familia y tras agredirlos decidió alistarse en el ejército y marcharse a Vietnam. La familia ha decidido olvidar a Michael no aceptó su muerte.

Lisa a pesar de todo no tiene intención de sacar la foto de su casa, algo le dice que debe guardarla y descubrir su secreto. No escucha las advertencias de su hermana ni las pesadillas que sufren sus hijas quienes ven a Michael por las noches penando por los pasillos de la casa



Capitulo 3

Lisa decide enviar a sus hijas a dormir fuera con su hermana pues presiente que algo importante va a suceder.

Este será el primer fin de semana sola en casa sin sus hijas, al llegar a casa una energía y un olor parecido al azufre la ponen en aviso. Decidida saca la fotografía de Michael de su casa sin embargo no se atreve a destruirla. Por la noche un miedo frío atraviesa su pecho y percibe que no es Michael quien la atormenta, decide devolver la fotografía a su cuarto.

Si hay dos espíritus sin duda Michael está tratando de protegerla y quiere tener la fotografía como talismán.



Capitulo 4


Las apariciones son continuas cada noche y sus hijas empiezan a sentir algo, cuadros se caen, golpes en el pasillo, etc.

Acude a una vidente quien les dice que Michael está unido a la Tierra por la ira a su familia y siente como ella un ser positivo y afín a su familia puede ser la luz para encontrar el descanso.

Deciden preparar una sesión de canalización en la que por medio de una persona Michael pueda presentarse y de ese modo encontrar el descanso.



Capitulo 5


En la sesión de espiritismo la canalizadora es poseida por un espíritu maligno; Steven, quien al parecer utilizaba a Michael para hacer daño a Lisa.

Consiguen que el espíritu de Michael descanse con lo que Steven no podrá hacer daño a Lisa nunca mas. Todo parece en calma una vez que el soldado fantasmal descansa en paz, sin embargo siempre les quedará un aterrador recuerdo que les cambio la vida para siempre.

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LA LLORONA

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La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos, también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna.

Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.

Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.

Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.

Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como "alma que lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.

Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.

Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.

Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle.
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